Llegara el día
en el que jubilosamente,
te saludaras a ti mismo llegando
a tu propia puerta, en tu propio espejo,
y cada uno de vosotros sonreirá con la bienvenida del otro,
y dirá: siéntate aquí. Come.
Volverás a amar al extraño que eras tú mismo.
Darás vino. Darás Pan. Devolverás tu corazón
a si mismo, al extraño que te ha amado.
Toda tu vida has ignorado,
Tomándolo por otro, a quien te conoce de corazón.
Baja las cartas de amor de la estantería,
las fotografías, las notas desesperadas;
Saca tu propia imagen del espejo.
Siéntate. Celebra la fiesta de la vida. ¡Es tuya!
Derek Walcott