Había una vez que iba un hombre caminando por el desierto, cuando oyó una voz que le dijo:
-Hombre agáchate y coge del suelo los guijarros que quieras, ponlos en tu bolsillo.
Aquel hombre obedeció. Se inclinó, recogió un puñado de guijarros y se los metió en el bolsillo. Y de nuevo la voz le dijo:
Cuando llegues a tu casa, sentirás una gran alegría y a la vez una profunda tristeza.
El hombre sonríe, se encoge de hombros y sigue su camino, al llegar a su casa después de un rato, se acuerda de los guijarros y los saca de su bolsa, al sacarlos se lleva tremenda sorpresa, pues lo guijarros se habían convertido en piedras preciosas, rubíes, diamantes, esmeraldas, etc.
Y si, efectivamente sintió una gran alegría
y al mismo tiempo una profunda tristeza
¿ Tu sabes por que?